La Alianza Mundial por el Suelo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se encuentra desarrollando actividades para crear conciencia sobre la importancia de los suelos en la lucha contra el cambio climático. En este marco el INTA, a través del Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación, junto con otras instituciones nacionales miembros de la FAO, participa activamente compartiendo conocimientos y adquiriendo nuevas capacidades para la generación de información y herramientas que contribuyan a una mejor toma de decisiones de los sectores público y privado del ámbito agropecuario.
La agricultura a nivel mundial se enfrenta en la actualidad a un gran desafío resultante del constante incremento demográfico, con el consecuente aumento de la demanda de alimentos y energía y produciendo una fuerte presión sobre los recursos naturales. Esto genera procesos de contaminación y erosión del ambiente para lo cual resulta necesario desarrollar acciones tendientes a la mitigación/disminución de los mismos.
No obstante, la agricultura tiene la oportunidad de contribuir a este proceso disminuyendo el impacto ambiental y generando beneficios productivos. Esto se refiere –específicamente– a la capacidad de los suelos de poder secuestrar carbono disminuyendo la huella producida.
En este sentido, es destacable mencionar que las mismas prácticas que mantienen o conservan los recursos produciendo en forma sustentable, son en general las mismas que nos permiten pasar de una agricultura que emite carbono a una que capture carbono. Ejemplos de este tipo de prácticas relacionadas a la intensificación sostenible pueden ser las mejoras en las rotaciones, fertilizaciones balanceadas, uso de cultivos de servicio, control de la erosión hídrica y eólica, mejoras de la eficiencia de producción animal, pastoreos rotativos, manejo sostenible de pastizales, agroforestería, silvicultura, entre otras. Esto permite generar una situación doblemente positiva donde mejoramos la calidad de nuestros recursos productivos al mismo tiempo que secuestramos carbono del sistema.
A lo anteriormente mencionado se suma la existencia de un incipiente mercado de carbono que podría aportar un beneficio económico a los productores interesados en la temática, ya que añadido a los beneficios ambientales se podría obtener un beneficio económico por el secuestro de carbono.
A través de diferentes proyectos e iniciativas, el INTA trabaja en el desarrollo de herramientas e información para mitigar y adaptarnos al cambio climático. Esto se resume en la generación de mapas de almacenamiento de carbono en el suelo y el monitoreo de sus cambios en el tiempo, la medición de las emisiones de carbono asociadas a diferentes prácticas y manejos, y la experimentación sobre prácticas y tecnologías mejoradas que permitan aumentar el contenido de carbono en los suelos.
En este número de la revista se presenta el mapa de potencial de secuestro de carbono realizado conjuntamente entre técnicos y profesionales de INTA y de la FAO, el cual es una herramienta que muestra qué regiones del país tienen una mayor capacidad para capturar dióxido de carbono presente en el aire y convertirlo en carbono orgánico del suelo. De esta manera, los suelos y las prácticas agrícolas pueden convertirse en herramientas efectivas para la lucha contra el cambio climático.
La generación de este mapa de potencial de secuestro nos permite comparar las tasas de secuestro de carbono relativas de cada tipo de prácticas y de esta forma seleccionar aquellas más eficientes por tipo de zona.
Se trata de desarrollos que permiten continuar el proceso sostenible de intensificación de la actividad agropecuaria, mejorando los aspectos productivos, disminuyendo el impacto ambiental y generando un servicio ecosistémico positivo a nuestro planeta.
*Editorial publicada en RIA 47 N.º 2 Agosto 2021